Censor hijo del hereje
Sorprende siempre las obras literarias de Federico Santodomingo, esta vez, el título de la obra “HEREJE” un término del medioevo propio para este siglo. La obra también pudo denominarse “Enfermo”, “Loco”, “Anormal”. Federico Santodomingo es un hombre criado y formado por exigentes censores, tal vez a ellos les debe ser un gran “Hereje” o tal vez a él mismo; sintetiza a un hombre libre no sujeto a los controles sociales.
La caratula del libro fue realizada sin duda alguna por un perfilador, alguien que estudió todos los pormenores psicológicos que tal vez rodean la vida del poeta, muestra a ese sacerdote, tal vez salesiano como el Padre Carlos Rivas el primer censor que le habló de libertad y las maldiciones de un pueblo pobre; muestra con detalle a una mujer crucificada, puesta en sufrimiento en la cruz del calvario. No cabe duda que Federico Santodomingo representa la cruz del calvario para la mujer: Amalia, Meira, Diana una de las cuantas testigos latinas, Ilona la finlandesa que también testifica, una testigo del otro mundo, que al unísono con las latinas no han podido controlar al poeta.
Michel Foucault solo elucubraba en su libro “Vigilar y Castigar” porque no hizo el esfuerzo en conocer al poeta Santodomingo quien representa a un ser humano sin cárcel, sin restricción alguna, amoral, y donde familia, mujer, amigos, el dinero nadie ni nada lo ha podido encarcelar, no existe cárcel para él, ni el carro lo ha podido esclavizar, sus ideas cada día lo hacen más libre. Estas características son las que nos permiten inferir, como dicen los abogados colombianos – sin dubitación alguna -, que Federico Santodomingo es un Hereje. En otras palabras: Un hombre “Sin Censuras”, un “Iconoclasta”; técnicamente, el hereje constituye el “deber ser” de un hombre del siglo 21, siglo en el cual, todas las teorías han hecho crisis. Espero, reflexionen los moralistas, los carceleros, los censores cuando forzados por la obligación de censurar lean la obra “Hereje” del poeta Federico Santodomingo.
