La ética utilitarista en el ejercicio médico

Podríamos definir la ética utilitarista como la doctrina filosófica que determina que la bondad de los actos debe calcularse en razón de la utilidad que representa para el mayor número de individuos involucrados maximizando la utilidad. Situación está ignorada por muchos y a la que no anhelamos llegar en la atención en salud.
Esta doctrina es aplicable en situaciones de catástrofes en donde se genera una limitación extrema de recursos, tanto de insumos, infraestructura y humanos. En un momento así se actúa con firmeza y decisión. Aquí se valoran son los años de vida ajustados por calidad, en donde los recursos no se ofrecen a quien más lo necesitan sino con quien más podemos conseguir.
Ejemplo: Un paciente de 35 años con una enfermedad degenerativa terminal con esperanza de un año de vida, si se le salva se estaría ganando un año de vida ajustado a calidad.
El otro caso es un paciente de 55 años sano, sin ninguna enfermedad… Este último es preferible porque el objetivo no es el beneficio individual sino social, en donde se busca maximizar el número de vidas salvadas. Este fin es, a su vez, un procedimiento decisorio que, a la hora de enfrentarnos a un dilema moral, ha de ayudarnos a decidir el curso de acción más adecuado con respecto a este objetivo. Desde esta perspectiva, las acciones carecen de un valor moral intrínseco, siendo este extrínseco o relacional.
En casos de Catástrofes se aplica el TRIAGE de GUERRA, en donde a los pacientes se les clasifica por colores:
VERDE: lesiones leves
AMARILLO: es recuperable, se le brinda atención prioritaria.
ROJO: crítico, se le brindan los recursos posibles.
NEGRO: no recuperable, se le puede dar tratamiento paliativo.
GRIS: si presenta algún signo de vida se le atiende pero de último porque no tiene prioridad, podría morir sin que nadie lo atienda.
Ante esta pandemia mundial sería muy desalentador aplicar lo anterior debido al colapso de nuestro sistema de atención carente de políticas de salud pública encaminadas a la formulación y desarrollo de lineamientos perdurables que conlleven a preservar la salud de la comunidad. Nuestro sistema está diseñado para tratar la enfermedad ya establecida, no para prevenirla, desembocando en la progresiva privatización del mismo, donde las instituciones públicas cada día se asfixian más hasta el cierre, pero se aprecia el constante robustecimiento de las clínicas privadas.
Para nadie es un secreto que esta tercera ola o pico de la pandemia en nuestro medio ha arreciado con un híper contagio atemorizante, muchas muertes y el colapso de la red de urgencias, emergencias, UCI y hospitalización de nuestro sistema de salud el cual se encuentra desbordado en su capacidad en contradicción de los informes de los gobernantes locales y secretarios de salud que desvirtúan lo anterior aduciendo que la ocupación no sobrepasa el ochenta y cinco por ciento, queriendo mostrar una realidad irreal, hay pacientes en los pasillos de los servicios, en sillas y camillas esperando un cupo en hospitalización o en una unidad de cuidados intensivos, en ocasiones ante la mirada y comentarios incriminatorios de familiares hacia el personal de salud tratándolos y acusándolos de negligentes como si de ellos, que sacrifican su vida y han padecido en carne propia los estragos de la pandemia en condiciones precarias de seguridad y económicas, fuera la culpa.
Esta situación del tercer pico de la pandemia era de esperarse, la poca conciencia y responsabilidad social de la comunidad aunado a las tardías políticas gubernamentales de prevención e inexperto manejo de esta clase de problemas, hacen caldo de cultivo para el contagio con todas las consecuencias devastadoras que estamos viviendo actualmente como el desborde de los servicios que estamos padeciendo, en donde se ve el desespero, el cansancio, la frustración, el dolor, de todos los involucrados.
Hará falta un exhaustivo proceso de inculturar en las bases de la sociedad programas de educación que tengan un impacto real en la conciencia ciudadana que redunden en el bien colectivo y no personal, solo así construiremos una sociedad justa y armoniosa, cuidadora vigil de su propio bienestar.
