6 diciembre, 2025

La iglesia maradoniana

  • Pedro Conrado

Ciertamente hay demasiada exageración con la vida y la muerte de Maradona. De acuerdo, Dieguito fue figura del balompié mundial. Pero se han empezado a reemplazar los dioses tradicionales por este nuevo dios de carne y huesos. Y además argentino. ¿Qué está pasando? El movimiento no es espiritual, es más bien un fenómeno espectáculo de la cultura de masas,  lejos de los movimientos revolucionarios que han cambiado el mundo.  

Puede ser una extraña coincidencia de la vida argentina, que tengan un Papa y un dios del fútbol. Sin embargo, es también una contradicción profunda de estos dos universos, el espiritual religioso de Bergoglio y el fenómeno de masas del fútbol de Maradona.  

Francisco Bergoglio rige un mundo de adeptos a la religión cristiana. Es una especie de dios terrenal, un intermediario de los misterios. En tanto, Maradona era en vida, alguien vomitado de esos territorios olvidados del mundo (Villa Friorito), convertido en el Papa de la iglesia maradoniana, y también un dios terrenal, un mediador entre la pasión y la derrota personal de los aficionados al fútbol y su increíble éxito. Un genio y artista de los pies. Y del cuerpo.   

Lo cierto es que la iglesia maradoniana es una mamadera de gallo y una especie de burla con el Dios cristiano, que ahora debe estar feliz porque se murió el dios humano. 

Maradona fue un ser humano más y otro grande futbolista como lo fue Pelé y ahora Messi… Los dioses griegos tenía poderes, ¿Cuál es el poder del dios Maradona?  

El fútbol, sin discusión, es la nueva religión del mundo. Mientras el ateísmo se extiende sin remedio en las sociedades conservadoras latinoamericanas, el balompié ha ido creando un universo de creyentes alrededor de los artistas de los pies y los balones. Es la nueva “cienciología.” Abierta, flexible y democrática, pero fuertemente atada a estructuras poderosas relacionadas con el dinero. Y como religión es enajenante, o alienante, un fenómeno que es capaz de los peores extrañamientos como los ocurridos en Argentina con las mellizas Mara y Dona – correspondientes al nombre de la madre de Maradona -, o la iglesia maradoniana. O los murales… 

Lo ocurrido en Italia también es de interés sociológico. 

Me pregunto ¿Qué es lo que les falta a los maradonianos, que sí lo tenía Maradona, como el sumo sacerdote del futbol? Los amantes de las telenovelas, o los amantes de los cuentos de hadas, también intentan llenar algún tipo de vacío con las historias de ficción. Se quedan atontados  bajo los influjos de un romanticismo pérfido y enajenante. Detrás de estas historias hay un dios oculto, el dios capitalista.   

Sobre la vida de Maradona, Valdano lo zanjó de la siguiente manera: Diego era una cosa y Maradona, otra. O lo que contó el mismo Valdano de Fernando Signorini, preparador físico de Maradona, que solía decir: “Con Diego iría al fin del mundo, pero con Maradona ni a la esquina”. 

Este artículo tenía que haberlo empezado escribiendo que yo jugué fútbol en todas las canchas de mi terruño, Santo Tomás, e incluso en Bogotá, y por largo tiempo. Y no lo hice tan mal para poder hablar de goles, dribles, o de “mirada periférica de lechuza con la noble elegancia de un mago para engañar y la potencia de un cuatro por cuatro para escapar, con pases sin defectos para asociarse, con tiros letales y con una personalidad napoleónica para afrontar las grandes batallas”, como escribió Valdano. Tenía que haber iniciado por acá para que en verdad me creyeran.  

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