La paradoja de nuestros gigantes

Leyendo al Quijote de la Mancha me encontré un episodio en el que don Quijote decía: “Lucho contra tres gigantes, querido Sancho; estos son: el MIEDO, que tiene fuerte raigambre y que se apodera de los seres y los sujeta para que no vayan más allá del muro de lo socialmente permitido o admitido; el otro es la INJUSTICIA, que subyace e n el mundo disfrazada de justicia general, pero que es una justicia instaurada por unos pocos para defender mezquinos y egoístas intereses; y el otro es la IGNORANCIA, que anda también vestida o disfrazada de conocimiento y que embauca a los seres para que crean saber cuándo no saben en realidad y que crean estar en lo cierto cuando no lo están. Esta ignorancia, disfrazada de conocimiento, hace mucho daño, e impide a los seres ir más allá en la línea de conocer realmente y conocerse”.
Meditando sobre lo anterior comprendí que a veces la vida aprieta y ahoga, empuja la alegría lejos y deja tras de sí únicamente regusto de amargura, regusto de pena, regusto de nada. Un vacío que no se llena y se oculta tras falsas sonrisas y breves palabras: «Estoy bien», «No es nada», «De verdad…». A veces el mundo entero nos hace sentir pequeños, insignificantes. Miramos a nuestro alrededor y solo vemos la oscuridad que nos lanzan los horizontes y metas que se marcan los demás. Nos callan las voces ajenas, nos enmudece nuestro propio miedo a destacar, a volvernos foco de atención por un error, a ser objeto de risas por osar decir en voz alta aquello que pensamos. El mundo es cruel, despiadado. O eso dicen los que se dejan ensombrecer, los que callan cuando otros hablan, los que no derriban las puertas y abren de par en par las ventanas para volver a ver el sol. Eso dicen los que se quedan abajo, los que dejan que el miedo gane. Aquellos a los que les importa más las risas que provoque un fallo que las enseñanzas que de ese error se desprendan. Eso dicen los que se dejan pisar, los que nunca salen de su zona de confort… o «in-confort» diría yo, ya que dudo mucho de la comodidad de la «in-felicidad» que esa situación les provoca, la ansiedad que se siente en el pecho cada día con el sonar del despertador, con la desesperanza de saber que comienza un nuevo día idéntico a tantos otros, a tantas otras mañanas que fueron dejando atrás mientras la vida pasa.
¡Por favor! ¡Vive! Levántate y vive. Eres un gigante y no te das ni cuenta. Todos lo somos. Todos podemos destacar, mirar por encima de cualquier horizonte sin que nadie ensombrezca nuestro paso. Todos podemos caminar sin pisar, hablar sin hacer callar. Eres tan grande como te propongas serlo y puedes llegar tan lejos como te dé la gana. La vida es mucho más que vivir con miedo. La vida está hecha de lucha, de sudor y de esfuerzo. Pero los gigantes no tienen miedo. ¡Respira hondo! ¡Levántate! ¡Persigue tus sueños!
