La primera batalla de flores en Santo Tomas

Danzar, bailar cumbia, porro negro, desfilar en carrozas, elegir una reina, ser miembro de una comparsa o disfrazarse es una acción común en nuestras pacificas tierras caribeñas, durante la temporada del carnaval; pero utilizar todas estas manifestaciones culturales, folclóricas autóctonas, propias del querer de la gente de nuestros pueblos, para unirnos en defensa de su identidad cultural, lo cual se da solo en el carnaval intermunicipal de Santo Tomas, he aquí, la forma más auténtica de integración cultural y folclórica de la provincia olvidada del Atlántico.
Así está plasmado en sus objetivos la de integrar a los diferentes municipios y corregimientos del Departamento del Atlántico, con miras a una mayor identificación de nuestra gente; sus costumbres, necesidades y las inquietudes tendientes a forjar unidos el desarrollo material y cultural de los pueblos olvidados.
Hoy recordamos aquellas tardes de un sábado acalorado del mes de febrero cuando una carroza adornada con palmas de coco y tiradas de un carro de mula, varios burros disfrazados con calcetines, un disfraz de indio mapache y otro de mejicano secundados por tres jóvenes vestidos de penitentes, hicieron las delicias de centenares de personas, que procedentes de diferentes poblaciones se concentraron en las cuatro esquinas de una polvorienta calle para presenciar la primera batalla de flores realizada en Santo Tomás.
Fue un sábado 12 de febrero de 1966, cuando los directivos del centro cultural Julio Flórez y la junta del carnaval del momento, prendieron la antorcha para encender los caminos gloriosos del que es hoy, uno de los eventos mas grandes y destacados del carnaval. Es pertinente destacar que entre esos alegres y entusiastas jóvenes se encontraban Aurelio Pizarro Cabarcas, Joaquín De La Hoz “El Mono Joaco”, Petra Josefina Torres, Josue Charris De La Hoz.
Este primer carnaval fue presidido por la Reina Central “DAILE BADILLO” reina de las luces carnestolendas del “Chocorazo de Alegría” nombre con el cual denominaron el Baile, que a su vez fue alegrado por la mujer tomasina con su representante y capitana ROSITA MEJIA, capitana de la calle Policarpa o Barrizal, lugar donde se encontraba ubicado el Palacio Real de DAILE, palacio este que fue insuficiente para la desbordante alegría de la gran concurrencia de público que acudió a esta primera cita carnestolenda en Santo Tomás, con batalla de flores que marco derroteros para el éxito del Reinado Intermunicipal, del cual hoy los Tomasinos y Tomasinas exaltamos con mucho orgullo.
