¿Qué pasó con los honores y reconocimientos a la seño Cecilia Ariza?

Pretendí hilar unas palabras en oraciones coherentes para exaltar in memoria a la seño Cecilia Beatriz Ariza Charris, una mujer que educó a los habitantes de Santo Tomás durante cinco décadas, entregando su vida y alma, a formar con excelencia a nuestra gente, convirtiéndose esa en su obra máxime; no es para menos, cincuenta años en el duro trabajo de orientar procesos lectores, escritores, volitivos y sociales, que dieron como resultado el alto índice de profesionales que esta tierra tiene en todas las disciplinas del saber, es una excelente obra digna de admirar. No pude escribir por compromisos que no me lo hicieron posible, pero me quedé tranquilo creyendo que las autoridad municipal iba a emanar un decreto para hacer reconocimiento a esta mujer que dedicó su vida a educarnos a los tomasinos; pero no fue así, porque en el sepelio de Ceci como se la conocía con cariño, no hubo honores, ni discursos, ni la bandera del municipio sobre su féretro, porque creo entender en mi razonar lógico de humano con dos dedos de frente y un cerebro en mi cabeza que me diferencia de las otras especies sobre la tierra, que esta grande Dama de la educación logró trascender con luz propia desde el momento cuando fue notificado su nombramiento para integrar la planta docente del magisterio junto con las ilustres Anita Arcón, Gladis Pertuz, Joaquina Navarro, Judith Pérez, quienes iniciaron el relevo educacional que venían prestando en casas la seño Nela, la niña Conce, y otras mujeres de la ciudad de los mangos. De igual forma, es inolvidable nuestra amada seño Alberta Sarmiento San Andrés, quien además de haber sido alcaldesa, fundó la escuela Cruzada Social, además gran poetiza, escritora y dramaturga. A las anteriores mujeres y otras personas, debemos los tomasinos el desarrollo del amado pueblo, pero estos detalles parecen haber sido olvidados por las autoridades municipales o sencillamente carecen de protocolos para entender que a nuestros hijos ilustres hay que reconocerles su labor por el aporte significativo a la cultura del poblado.

Las honras fúnebres de la seño Cecilia, debieron tener el matiz de una gladiadora que luchó a brazo partido por la educación en valores y respeto, de todos quienes tuvimos el honor de recibir sus conocimientos en un aula de clases, con honestidad, brillantez, honradez, sinceridad de parte de ella, aunque fue la época de la regla en nuestras manos; pero no estamos traumatizados.

Seño Cecilia Beatriz, su homenaje de corazón y sincero, está enmarcado con un rectángulo de oro en la memoria de quienes te tuvimos frente a nuestros ojos endulzando con melodías académicas nuestros oídos.

Mis respetos y amor, para usted. Paz en su infinito.