18 abril, 2024

Cuidado con el 2022

Por Humberto Fernández Núñez

El famoso Cuidado con el 2022, como lo ha expresado el jefe del Centro Democrático, lo ha llevado a tener en los últimos días dos reuniones con dirigentes que son fundamentales para ayudar a definir la balanza electoral en la votación presidencial que se avecina. En Colombia a raíz de estos últimos acontecimientos, los partidos políticos han venido siendo desplazados por el “caudillismo y los clanes políticos”. No se entiende como esos que han sido  grandes como el Partido Conservador, el Partido liberal, que han hecho historia  en el desarrollo y en el progreso que hoy vivimos, hayan entregado sus banderas y no se vea un pronunciamiento al respecto para ofrecernos —como en el pasado reciente— una verdadera  alternativa de poder. Hoy  tan solo vemos un  silencio cómplice donde únicamente se les  invita a aprobar o a refrendar  lo acordado  por los dirigentes caudillista y por los clanes familiares y políticos.

El hecho, es que cada vez más son las personas que, a puerta cerrada, deciden el destino de la ciudadanía. En la democracia de masas, con dirigentes sometidos a una férrea disciplina, la discusión política es puro teatro. No hay sino pactos en los despachos, y acuerdos que hurtan la voluntad de la gente. Después de todo, el Parlamento —salvo algunas pocas excepciones— dista mucho de ser una cámara de deliberación al ser incapaz de conciliar los intereses divergentes presentes en la sociedad. Al final, estos tienen que ajustarse en negociaciones llevadas a cabo lejos de los ojos de la opinión pública. Además, critica furibundamente su accionar asociándolo como disciplina de perro e impidiendo que las cámaras puedan representar de verdad al pueblo y cambiar el criterio sobre la base de la deliberación.

Mi llamado muy respetuoso, desde esta humilde tribuna, es a que, las directivas de los partidos que fueron conformados precisamente para trazar políticas públicas en beneficio de la gente, retomen ese derrotero, jueguen un papel protagónico y no actúen como convidados de piedra en la aprobación de los que acuerden personas que, por muy respetables que sean, no están llamadas a demarcar el futuro que nosotros los colombianos anhelamos. Hoy, estas posturas de extrema derecha y extrema izquierda nos han venido llevando a una confrontación  que tiene lugar no solo en las redes sociales, sino que se ha trasladado ya a las calles, a través de  protestas sociales que cada vez son más violentas y que de no ponerle freno con políticas claras e incluyentes, bien podrían convertirse en un problema político que no dice mucho de una especie de guerra civil. De no combatirse las diferencias que hoy nos separan y de no ponerle fin a esa inequidad que hoy existe y que no permite las oportunidades de trabajo  que reclaman los jóvenes, a los estudiantes que reclaman la posibilidad de una educación pública de calidad, a esos cientos de profesionales que hoy no cuentan con oportunidades de trabajo (llámese clase trabajadora, trabajadores formales e informales, a las mujeres,  a esos campesinos, a los grupos étnicos y en general a esa gente que hace parte de la Colombia profunda)y que  hoy no cuentan con oportunidades claras por parte del estado. Por esto y otras cosas más, de no tomar acciones prontas seguiremos en esas confrontaciones fratricidas que afecta a todos los sectores de la sociedad Colombiana.

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