27 julio, 2024

EL VALOR DE LA CULTURA POPULAR

Por. EDISON RAFAEL CHARRIS CARRILLO.

El concepto de cultura popular ha estado envuelto en múltiples interpretaciones, que exigen un
cuidadoso análisis. Partamos de que aún no entendemos o no queremos entender quien encarna
al pueblo, es decir, quien encarna de verdad la cultura popular; para nosotros el pueblo siempre es
el “otro”, que siempre se nos antoja, el abandonado, analfabeta, pecador, “otro” que nos inspira
compasión por sus múltiples necesidades.

El político habla de ayudar y redimir al “pueblo”, pero sin sentir que él también es el “pueblo”; el
da y el “otro” recibe, aparece como el gran líder, el único activo, los demás se mueven desde las
promesas demagógicas abiertas a toda posibilidad de cambio y de mejoramiento. El “pueblo” es
aquí el pobre, el obrero, el de clase media, ¿cuál sería en este caso la auténtica expresión de
cultura popular? Por lo menos el religioso habla de catequizar y redimir al “pueblo”, él es una cosa
y el “pueblo” es otra. Un pueblo que solo sabe en la mayoría de los casos de pecados y perdones,
motor básico de todas sus expresiones religiosas, pero rara vez o nunca vive el sentido de la
religión como una autentica expresión de su cultura.
Esta falsa concepción de la realidad pueblo y de su cultura popular, no deja que podamos
distinguir sus auténticas expresiones.

Así se da el apelativo popular a manifestaciones de
salvajismo para deleite de unos pocos poderosos, como son las “famosas corralejas” de mi pueblo
en la fiestas patronales, o corralejas de Sincelejo” y en general de toda la costa; se llaman
expresiones de cultura popular al “carnaval” de trescientos sesenta y cinco días en que vive
Colombia en todas sus regiones, que no son más que negociados millonarios de las licoreras
departamentales de las que se ufana el país con expresiones de cultura popular, que no tenemos
claro cuáles son las características reales de la cultura popular.

Un pueblo con conciencia viviendo situaciones económicas, políticas y sociales, a través de las
cuales puedan darse manifestaciones de su sentir y hacer autentico, un hombre con conciencia
libre, emprendedor, un hombre que logre creer en lo que hace y dice, un hombre que tenga fe en
su palabra; solo así, estaríamos haciendo cultura popular en el gran escenario de nuestro país, de
no hacerlo así, seguiremos bajo la pantomima de culturas foráneas como siempre y que “muy
bien” se nos ha enseñado a representarlas en nuestra ya larga e insoportable tradición de
dependencia.

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