27 julio, 2024

La educación inclusiva en el contexto del aislamiento social

Por. Alberto Redondo Salas.

En las semanas iniciales del aislamiento social obligatorio decidí liderar campañas para que las personas aprendieran a utilizar herramientas de videoconferencias como mecanismos para desarrollar teletrabajo y clases bajo la modalidad de Enseñanza Remota de Emergencia. En ese trasegar tuve el privilegio de conocer la labor que se desarrolla a través de la fundación Fundown Caribe, desde entonces me sumé a su causa, y con ellos he venido indagando sobre las problemáticas asociadas con las dinámicas del trabajo virtual y remoto, contemplando aspectos de adaptabilidad e inclusión, entre otros.

Inicialmente, descubrí que Fundown Caribe es una organización de familias sin ánimo de lucro que viene realizando, desde hace más de 13 años, una labor maravillosa, y que en medio de la situación sanitaria actual, decidieron no claudicar en sus esfuerzos por continuar emprendiendo acciones que permitan promover la inclusión de las personas con discapacidad intelectual en la región Caribe.

Las iniciativas que llevan a cabo están relacionadas con la formación y orientación a la familia, docentes y público de interés, algunos de los temas que se abordan están relacionados con la dinámica del hogar, la salud y educación en casa, y es justamente en esta última, donde se han encontrado testimonios de estudiantes que han experimentado obstáculos para participar activamente de los procesos escolares.

Algunas de las dificultades son compartidas con la mayoría de la población estudiantil, y están relacionadas con la falta de conexión a la Internet, disponibilidad de computadores, impresoras o dispositivos móviles para acceder a los eventos y los contenidos de formación, sin embargo, existe una categoría de problemas que es particular para la población con discapacidad intelectual, y es la relacionada con el diseño de los eventos pedagógicos, actividades didácticas y contenidos realmente inclusivos, donde la palabra “todos” adquiera su real significado.

Los recursos materiales son parte importante en el ejercicio de la enseñanza y asumimos que en casa es posible contar con algunos de estos, e incluso construirlos, no obstante, desde la escuela no se tiene la certeza de que todos los hogares cuenten con los mismos, o que estén disponibles en el mercado debido a las restricciones de algunas actividades económicas. La triada escuela, familia y sociedad, debe fortalecerse y dar el giro necesario para aportar mayor continuidad a los procesos de formación considerando los requerimientos específicos de determinadas poblaciones, de forma tal que se garanticen las metas asociadas con la presencia, permanencia y progreso (PPP) de los individuos.

Muchos de estos estudiantes continúan asistiendo a clases regulares, sin embargo, los contenidos que están siendo abordados de forma remota no surtieron un proceso de diseño instruccional que tuviera en cuenta criterios de “accesibilidad cognitiva” o “lectura fácil”. Las guías con contenidos que se deben apropiar e instrucciones sobre las actividades a desarrollar, son parte fundamental del trabajo en casa, pero no pueden ser la única estrategia para asegurar el aprendizaje continuo.

Antes de seguir avanzando en esta conversación, analicemos dos conceptos, el primero de estos, la “accesibilidad cognitiva”, que de acuerdo con el portal Plena Inclusión de Madrid, incluye un conjunto de soluciones que hacen más fáciles y comprensibles los entornos, productos, servicios, tecnologías y contenidos, este tipo de accesibilidad incluye también soluciones para mejorar la señalización, la orientación y la localización de edificios; el segundo es la “lectura fácil”, concebida como una forma de adaptación de textos para personas con dificultades de comprensión, y propuestas para mejorar la usabilidad, navegación y localización en las páginas web. El portal DiscapNet, explica la “lectura fácil” como la forma en que los contenidos son resumidos y realizados con lenguaje sencillo y claro, incluyendo en muchas ocasiones imágenes, dibujos o pictogramas, de forma que puedan ser entendidos por personas con discapacidad cognitiva o discapacidad intelectual.

Resulta imperativo abordar la problemática a la luz del enfoque de la responsabilidad social integral y la participación con equidad, es decir, las instituciones de educación y el sistema en general, deben garantizar espacios de participación de niños, jóvenes o adultos, sin distingo de sus oportunidades, restricciones, capacidades o discapacidades. En este orden de ideas, del trabajo cercano con el equipo de Fundown Caribe aprendí que no son los individuos los que tienen necesidades especiales de aprendizaje, es el sistema educativo quien debe asumir el desafío de forma global, desarrollar capacidades, ofrecer oportunidades y proporcionar herramientas que garanticen la enseñanza para todos.

La pandemia nos ha dejado claro que nuestro paradigma educativo no estaba preparado para un proceso de adaptación tan turbulento, es el momento perfecto para flexibilizar los procesos de formación y hacer los ajustes necesarios para implementar –más allá del discurso de moda– una estructura robusta que garantice una verdadera educación inclusiva, y se brinden espacios adecuados y pertinentes para la sociedad en general.

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