29 marzo, 2024

Se cumplen 55 años del entredicho

Por Efraín Pérez Granados.

La realización de la Semana Santa en Santo Tomás ha estado acompañada por el rito de la flagelación o penitentes. Esta práctica no trascendía más allá de lo parroquial, llamando la atención de los allegados y nativos que no habían visto semejante fenómeno. Lo sucedido el Viernes Santo de fecha 12 de abril de 1968 transformó ese acontecimiento sociocultural en un espectáculo que atrae a miles de personas de toda la geografía nacional. Hubo 7 flagelantes, escasa cifra en comparación con los años anteriores. En 1969 salieron 29 flagelantes provenientes de municipios aledaños.

La Iglesia Católica   atendiendo las conclusiones del Concilio Vaticano II de 1965, año en que realizó la Cuarta Sesión de este evento ecuménico, decide en sus lineamientos acabar de un solo tajo con los flagelantes, penitentes o picaos por considerar que era un acto ligado a las costumbres paganas y crueles. Algunas personas recuerdan que antes de este veto, la iglesia les brindaba apoyo espiritual, los confesaba antes del recorrido y los bendecía al finalizarlo.

El entonces obispo de la Diócesis de Barranquilla, Monseñor Germán Villa Gaviria, expide un decreto episcopal que impedía el desfile de estas personas, notificando al párroco de Santo Tomás, sacerdote Sigifredo Agudelo Cifuentes, para que impidiera la salida de los flagelantes en las ceremonias religiosas de esa Semana Santa. Sigifredo Agudelo Cifuentes regentó la Parroquia de Santo Tomás desde el 28 de enero de 1962 hasta el 15 de diciembre de 1968. Religioso antioqueño oriundo de Sonsón, ciudad levítica por excelencia.

Este rompimiento brusco o repentino, sin un periodo de preparación o de transición con respecto a las tradiciones socioculturales fue rechazado por los flagelantes quienes desafiaron a la autoridad eclesiástica, rebelándose y realizando su tradicional recorrido.

Como respuesta a esta desobediencia el párroco tomó la decisión de no sacar la procesión del Viernes Santo y canceló la realización de todos los oficios religiosos. Cerró la iglesia y se marchó para Barranquilla. Es bueno recordar que los disciplinantes o flagelantes son las personas que se autoflagelan la espalda públicamente como penitencia, no son tomasinos, ni colombianos, ni latinos, son europeos. Esta práctica también se realiza en Taxco de Alarcón (México), San Vicente de la Sonsierra (España) y Filipinas.

Fugitivo el Padre Agudelo, palabra que en la Biblia significa “el que va huyendo”, la muchedumbre enardecida siendo las tres de la tarde, decide llegar a la plaza principal y realiza una “asonada” irrumpiendo en el Templo Parroquial y en la Casa Cural para disponer de las imágenes religiosas y realizar la procesión.

De la ciudad de Barranquilla llega un piquete de la policía nacional para controlar la situación, hubo disparos de aturdimiento y estampidas de las personas aglomeradas. En la memoria de muchas personas está que ese 12 de abril de 1968 la plenitud de la luna llena se eclipsó y nuestro satélite natural “en el confín profundo La Luna aparta el nebuloso velo” al decir del poeta colombiano Diego Fallón Carrión. Muchos consideraban que se trataba de un castigo divino. Es bueno recordar que el domingo de resurrección o de pascua es el domingo después de la luna llena posterior al equinoccio de primavera, 21 de marzo, para el hemisferio norte. Es decir, la primera luna llena después del 21 de marzo, inicio de la primavera. Para el mundo cristiano de occidente en la Semana Santa siempre hay luna llena, de tal manera, el eclipse ha podido suceder jueves o sábado o cualquier día en esa Semana Santa de 1968 y en la fase de luna llena del mes sidéreo. Si miramos el calendario de este año 2023 la fase de luna llena es el jueves 6 de abril, en plena Semana Santa.

Por esta razón, la fecha de la pascua cambia todos los años, lo mismo que las demás fechas del ciclo pascual: la Ascensión del Señor, Pentecostés, Corpus Christi y el Sagrado Corazón de Jesús. Lo mismo el Miércoles de Ceniza y la fiesta de los saturnales o carnavales. La variación de la fecha de año en año, con relación a nuestro calendario, es porque está basado en el calendario judío que se guía por la luna y no por el calendario gregoriano que es utilizado o se emplea en las sociedades occidentales. El Concilio de Nicea, Turquía, del año 335 aprobó calcular el día de la Resurrección de esta manera, que es el día central.

En declaraciones al desaparecido periódico Diario del Caribe en su edición 3.681 del 18 de abril de 1968, el padre Sigifredo Agudelo Cifuentes manifiesta “que había dos hermanos en bandos opuestos. El que vestía uniforme militar y el que insistía en los actos de profanación”.

La santa ira de las autoridades eclesiásticas no se hizo esperar ante semejante profanación. La Diócesis de Barranquilla impuso la sanción más severa como castigo papal, el ENTREDICHO, figura contemplada en el Derecho Canónico. Como medida se

prohibieron las misas y la administración de actos litúrgicos y de los sacramentos. Se exceptuaron las celebraciones de Navidad, la Pascua de Resurrección, Pentecostés, la Asunción y el Corpus Christi en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva. El Entredicho o interdicto es una medida del derecho canónico que consiste en una censura eclesiástica en el que las autoridades religiosas prohíben a los fieles la asistencia a los oficios divinos.

Posteriormente, se constituyeron varia comisiones integradas por el señor Alcalde Municipal, Tomás Alfonso Salas Taibel y las congregaciones parroquiales, entre otras, para entrevistarse con el Obispo de la Diócesis, Monseñor Germán Villa Gaviria   (Arquidiócesis a partir de 1969) para solicitarle que derogara la medida. El alto jerarca católico aceptó levantar el Entredicho el primero de mayo de ese mismo año, pero mantuvo en firme la prohibición por siete años de celebrar la Semana Santa.

El padre Marco Aurelio Lopera Cuartas religioso antioqueño nacido en Yarumal, quien estuvo al frente de la parroquia desde el 11 de diciembre de 1969 hasta el 9 de julio de 1978 le correspondió celebrar la primera Semana Santa después del Entredicho.

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