23 octubre, 2024

Una oportunidad perdida

Por. Giancarlo Silva G.

No tengo la menor de idea de producción de cine y/o televisión, pero los años como consumidor de películas y/o series me permiten dar mi opinión no calificada en estas líneas. Y si no estoy en lo cierto, pido licencia para una pequeña osadía.

¡Qué gran oportunidad está desperdiciando la serie “matarife”!

No creo necesario detenerme en explicar mi línea de pensamiento, que es pública y de vieja data, absolutamente contraria a la doctrina católica de derecha que representan Uribe y toda su cohorte.

Dicho esto, es apenas comprensible que mi decepción sea directamente proporcional a lo poco que ofrece el producto hasta ahora.

Y digo, líneas arribas, que se está desperdiciando una oportunidad única (quizás irrepetible) porque en plena cuarentena, con las perfilaciones del ejército en boga, con el Washington Post hablando del regreso de las chuzadas, con líderes sociales caídos como moscas, con la corte suprema respirando en la nuca del innombrable, con la revista semana en caída libre por acoger una línea editorial que llevó a RCN a la quiebra y con la ñeñe política en ebullición, no hay un espacio más propicio que este para empezar a darle un golpe de gracia al centro democrático cuando la atención de los colombianos pide un tema distinto del coronavirus.

El nombre, en letras rojo sangre, es un acierto publicitario sin precedentes. Ni los esfuerzos de la columnista franquista de Semana pudieron bajar la intriga en torno a la serie y confirman esa teoría que sostiene que no hay publicidad buena o mala, sino simplemente publicidad. El fenómeno de audiencia así lo confirma.

Se han publicado 3 capítulos en iguales entregas semanales, buscando mantener el nivel de expectativa alto, lo cual es un reto titánico si tenemos en cuenta que se compone de 5 temporadas de 10 capítulos cada una. En plata blanca, son casi 2 años haciendo una pausa entre cada temporada. Riesgoso sobre todo si tenemos en cuenta que cada entrega es cortísima pues de los 6 minutos de duración se gastan casi uno en introducción y cierre. Para no pasar por pesimista, quiero pensar que el clímax de la serie lo están guardando para la mitad de la campaña presidencial de 2022 y con ello minar las probabilidades de Arias, Char o la Cabal de llegar a la presidencia.  El guion debe estar perfectamente estructurado y pensado para mantener tan alta audiencia por tanto tiempo, lo cual ubicaría a esta serie al nivel grandes producciones mundiales, e incluso en un formato inédito para documentales, pues sería el más largo de la historia.

El primer capítulo inicia con un giro ególatra que explica, sin que medie necesidad, el nombre de la serie y termina con el nexo entre el club El Nogal y el paramilitarismo. El segundo capítulo empieza con un desarrollo interesante sobre las empresas criminales y termina con la introducción a la estructura político-criminal de Uribe, pasando por la imagen inédita del cadáver de Jaime Garzón. El tercer capítulo empieza otra vez con el club El Nogal y termina con la cercanía de ministros de estado y paramilitares, ¿adivinen dónde? En el club El nogal, pasando por una diatriba contra Ordóñez y una extensa explicación de la sociopatía institucional.

La técnica del narrador es muy ambigua: por momentos es omnisciente y por momentos es el protagonista; por momentos es la voz en off y por momentos hace cameos amarrando las piezas de un rompecabezas que no se compadece con el libreto del capítulo, que, en muchas ocasiones, no va a acorde a las relaciones que tejen los hilos rojos. Eso sí, antes que me fusilen unos amigos petristas, ¡todo lo afirmado es más que cierto!

Pero el verdadero riesgo es jurídico.

No podemos soslayar la posibilidad de que, por vía judicial, con o sin razón, este gobierno con ínfulas autocráticas y totalitarias logre la censura de la serie antes que se haya terminado de emitir. No descarten esa opción porque es verdaderamente probable. Convertirán a su creador en mártir, pero no saldrá a la luz y lamentarán no haberla colgado en netflix o Youtube para que quedaran para siempre en la nube y en la retina de millones de colombianos ávidos de la verdad.

Estoy totalmente convencido de la necesidad de presentar en forma sintética los más de 3 lustros que componen esta oscura era del narcotráfico-paramilitarismo-uribismo, para que las nuevas generaciones, llamadas a arreglar este desastre de sociedad que les estamos heredando, den los pasos de gigante que reclama la historia. Pero no creo que lo presentado hasta ahora en “matarife” permita lograr este cometido. Puede que sea un juicio a priori, y espero estar equivocado, pero insisto en mostrar mi arrojo, aún a fuerza de confesar que mi incredulidad es tan grande como la expectativa que ha generado la historia de “un genocida innombrable”.

1 comentario en «Una oportunidad perdida»

  1. Hola mi querido y recordado Giancarlo. Admiro tu talento y perspicacia en cada letra escrita. Te leí con sumo cuidado y creo que mejor no puede plantearse un criterio. No he visto este contenido de la serie, solo he escuchado mencionar su título, y pienso que son esfuerzos de sus productores en buscar equilibrio frente a la tan anhelada verdad, aunque siempre subjetiva, según muchos, pero verdad. Lastimosamente, he caído en un estado de resignación que me enoja, porque no veo la salida en lo que se ha convertido a nuestra bella y rica Colombia.

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