El COVID-19 y el debate electoral que se viene después del año entrante
Por Alberto Fernández Morris
Después de la vacuna del COVID-19, rápidamente se nos vienen las elecciones y hay que procurar el voto limpio, aquel que se deposita en la urna con plena confianza en el candidato aspirante a ocupar una curul. Ni vendido ni comprado, el voto limpio legítima el sistema y la representación. Hay que vigorizar la democracia eliminando los vicios, siendo más fácil defenderla, y muy difícil perderla, para después recuperarla. No debemos correr la suerte que vive nuestro país vecino, Venezuela.
Esas prácticas electoreras de hacer reuniones dentro de 6 meses -octubre a marzo- y después desaparecer. Por eso, esas campañas electorales se pueden comparar con las carpas de los circos de pueblo. Se acuerdan, que no sabemos cuándo los circos llegan a los pueblos, ni cuando se van y desmontan sus carpas, “sorpresa cuando llegan y asombro cuando se van”.
Aprovecho para recordar que el período constitucional son cuatro 4 años, pero con el COVID -19, el tiempo que nos gastaremos con la vacuna contra la pandemia, más el tiempo de la Ley de Garantía, podemos asegurar que dicho periodo finalizó, por ello, desde ya se escuchan las candidaturas para Senado, Cámara y Presidencia 2022 -2026.
Cabe señalar y es motivo de preocupación, que la polarización política que vive el país en la actualidad, no se venga a incrementar en el próximo debate electoral por los excesos macabros y de odio que una corriente de extrema izquierda narco terrorista ha pretendido promover con un tufillo vengativo, lleno de amargura, de rabieta, que no han podido asimilar la derrota en las urnas.