27 julio, 2024

El doctor “Pitcher”

Cuento de Darío Muñoz Adarraga

Desde el nacimiento del niño Álvaro José Fontalvo Monsalve, en el hogar conformado por Álvaro y Marta, ese día 22 de septiembre, el papá del niño anunció: – “acaba de nacer el futuro médico de la familia”; razón por la cual al muchacho desde pequeño ya le decían “EL Doctor”. La verdad no era fácil cargar con ese compromiso a cuestas, sobre todo en una población donde existían pocos profesionales, donde la gente se dedicaba más bien a la agricultura, a la ganadería y a practicar deportes como el futbol y el béisbol; en ese tiempo existían muchos equipos de béisbol profesional y en los pueblos tenían muchos mitos y leyendas, me acuerdo, que una de esas leyendas, contaba que salía en las noches el famoso “Barraco”, Barraco se le llamaba al cerdo que no era castrado y lo utilizaban como macho reproductor y éste lo alquilaban cuando las cerdas estaban en celo, con el compromiso que una vez la chancha tuviera la cría, eran repartidos: el 70% para la dueña de la puerca y el 30% para la dueña del barraco, ejemplo si la cerda tenía 10 cerditos, 7 eran para la dueña de la cerda y 3 para el dueño del barraco, la situación del reparto se convertía en un problema  cuando era la cría,  una sola.

Me acuerdo las anécdotas contadas por mis tíos Pacho, Nano y mi cuñado Polilla, ellos iban a escuchar los partidos de béisbol a la casa del señor Guette en un radio portátil, pues todavía no había luz eléctrica, una vez terminado el partido, mi tío Nano tenía una gorra del equipo de la ciudad que se llamaba “HIT”, la verdad mi tío Nano, era el mayor del grupo y dijo: _ “un momento, sin miedo, nosotros somos bastante y no le vamos a tener miedo a ese animal y venían caminando por la esquina de los Musa, cuando sintieron el gruñir del animal, se miraron las caras y el primero que comenzó a correr fue el de la gorra de “HIT”. La verdad todos hablaban del espanto, del “Barraco”, pero nunca nadie lo vio, frente a frente, mi tío Andrés se atrevió a decir, _ que era un brujo de un municipio vecino que se convertía, finalmente mi abuelo el viejo Demóstenes Ramírez, quien nunca comió del cuento, decía_ que era un vivo que se disfrazaba, que muchas veces intentó cogérselo, pero que no le daba la cara y le salía huyendo.

Una vez, estaban los muchachos jugando béisbol en la placita del matadero, cuando Álvaro padre se dio cuenta que Álvaro hijo estaba juagando y le dijo a la mamá: _ “Marta ¡Mija! ven a ver a tu hijo jugando béisbol y para remate de Pitcher, a partir de ese momento se le cambió el apodo, ahora todos le decían el “El Doctor Pitcher”.

En ese tiempo el niño estaba en 5° de primaria y al año siguiente fue enviado a la capital de la república a estudiar su bachillerato.

Y así pasaban los años y el joven cursaba su bachillerato en la capital, eso sí, con el compromiso que una vez terminara su secundaria, empezaría a estudiar medicina en la universidad más prestigiosa de la capital, sin embargo y a escondidas sin que sus padres supieran, nunca dejó de practicar el béisbol y en la posición que más le gustaba Pitcher, trascurrieron seis años  y se anunció con pitos y platillos, el grado de bachiller de Alvarito, como le decían cariñosamente sus padres, repartieron las tarjetas, con cupos limitados y vestidos de saco y corbata, mis hermanos mayores George y Yoya fueron los que asistieron, pues sólo pusieron dos cupos y ese día la Negri, si lloró, porque ella estaba ansiosa  por ir, recuerdo que mi hermano George se puso un vestido entero de mi cuñado “Polilla” que hasta ancho le quedaba.

La verdad que esa fiesta fue inolvidable, pues estuvo amenizada nada más y nada menos que por el picot “El Látigo” de propiedad de Humberto, un enfermero que había estado en la guerra de los mil días, no toda familia tenía recursos para contratar los servicios de ese equipo de sonido.

La fiesta estuvo hasta horas de la madrugada, la gente disfrutó al máximo, claro que al que menos se le notaba el entusiasmo era al propio graduado, aunque en realidad a Alvarito, nunca le gusto el trago, me atrevo asegurar que sólo se tomó el trago al momento del brindis, se le notaba algo preocupado, sobre todo porque nunca faltó, el que preguntó: _ ¿ajá y el diploma de bachiller?, a lo que el graduado respondió, _que se le había quedado olvidado en el apartamento, le tocó salir corriendo pues casi lo deja el avión.

Lo cierto es, que esa graduación la festejaban todos los fines de semana, pues en la casa Fontalvo Monsalve se formaban parrandas, entre primos, sobrinos y tíos, pero al graduado muy poco se le veía.

Hasta que se acabaron las vacaciones, y Alvarito regresó otra vez a la capital, a cumplir el sueño de su padre estudiar medicina, más aún cuando dentro de su equipaje, su papá le había comprado muchos implementos médicos, estetoscopio, fonendoscopios, termómetros, tensiómetros, otoscopio, entre otros, lo que engrandecía el compromiso de Alvarito con su padre.

Pues lo que su familia ignoraba, era que Alvarito, muy a pesar de ser un joven muy estudioso; y de  pronto,  por estar un poco más pendiente del béisbol, había perdido el tercer año de bachillerato y apenas, iba a iniciar el sexto año de bachillerato o sea que toda la fiesta de grado había sido una gran mentira que le tocó inventar, para no decepcionar a su padre, pero la más grande preocupación era que todos creían, que había comenzado a estudiar medicina, por lo tanto Alvarito, tenía que complacer a su padre y decidió planear un proyecto de vida alterno.

De manera simultánea, mientras terminaba su sexto año de bachillerato, inició unos cursos de enfermería y con el dinero que su padre le mandaba, compró libros de medicina, vademécum o diccionario donde estaban todos los medicamentos, la verdad en poco tiempo, se volvió un gran auxiliar paramédico, eso sin dejar de practicar el béisbol y en su posición favorita. Cuentan que en la corporación donde estudiaba enfermería organizaron un equipo de béisbol, donde se destacó e incluso lo fueron a buscar para la selección departamental, lógicamente, no aceptó por temor a ser descubierto por sus familiares.

Lógicamente, el tiempo se convirtió en su peor enemigo, pues ya su papá tenía todo calculado y  se comenzaba a hablar en el pueblo:_ “el año entrante viene mi hijo el gran médico de la familia, ya tenía lista la placa donde decía “Doctor Álvaro José Fontalvo Monsalve Médico Cirujano Universidad De La Salud Nacional” y el consultorio completamente dotado, ustedes se imaginaran la fiesta que tenía preparada, y el picot el “El Látigo” le quedaba pequeño, así que contrató uno de la capital “El Gran Malo” de propiedad de los hermanos de apellido Malo, la orquesta del Maestro Pacho Elegante y el conjunto vallenato de “El Gran Petter Y Sus Muchachos”. La fiesta sería en el teatro de la población, el cual fue decorado por los mejores decoradores de la ciudad. La pregunta que surgía en ese momento era: ¿cómo hacía Alvarito para evitar esta situación? entonces a lo hecho pecho. Llegó el gran día, lo fueron a esperar al aeropuerto, el carro entró a la población con las sirenas encendidas, esta vez la Negri no lloró, porque la invitación fue abierta, fueron a la fiesta:  Chiqui, hermana, Polilla, Manga, George y Yoya, quedando en la historia del pueblo, como una de las fiestas más grandes y pomposas que se hayan realizado; ese día hubo más de  tres desmayos y la gente decía llamen al Doctor Álvaro y ahí comenzó la gran prueba de fuego para el recién graduado de médico, la verdad no le fue difícil, pues si en algo estaba entrenado era precisamente para prestar los primeros auxilios y lo hizo a la perfección y  su papá gritaba orgulloso, ese es mi hijo médico, mi hijo el gran Doctor.

La fiesta duró como tres días y uno encontraba, borrachos dormidos en las esquinas, de lo que si estaba seguro que el único que no se gozó la fiesta de verdad fue Alvarito.

Cuando ya todo volvió a la normalidad, el consultorio cada día se veía más lleno, e incluso comenzó a llegarle pacientes de otros municipios vecinos, poco a poco se fue haciendo más popular la presencia del nuevo médico y no le era muy difícil sortear aquella situación, porque las enfermedades más comunes, resfriados, gástricos, de la piel, etc. etc. Pero había algo de lo que no esperaba Alvarito,  las principales pacientes eran muchachas muy jóvenes y hermosas, veían en el joven un buen partido e incluso se llegó a decir como todo pueblo pequeño que muchas madres, querían que sus hijas se ennoviaran con el joven profesional, algunas de estas muchachas  fingían enfermedades sólo para que el joven  facultativo las examinara y no faltaron los comentarios que a veces el joven médico se extralimitaba, se aprovechaba y las manoseaba morbosamente, hasta que un día se acercó muy histérico el señor Segismundo Cabrales, porque, según la hija le había puesto las quejas de que el medico se había propasado con ella y la había tocado demasiado, sin embargo para  nadie era un secreto que esa joven de nombre Samanta, era una de las que más visitaba el consultorio y se rumoraba un romance de ella con el doctor Alvarito, sin embargo, la familia Fontalvo Monsalve no veía con buenos ojos esa relación, pues la niña no era de tan buena reputación antes de la llegada del médico al pueblo.

No habían trascurrido dos meses del incidente, cuando una mañana cualquiera llegó de nuevo el señor Segismundo con un revolver en la mano, diciendo: _ “hasta aquí llegó tu cuentecito con mi hija, qué pensaste que te ibas a burlar de mí, puedes ser muy médico, pero con la dignidad de mi hija no te burlas o te casas o eres hombre muerto”; en medio de esa discusión fue que se supo que la muchacha había dicho que estaba embarazada de Alvarito.

En esa época en los pueblos, cuando una muchacha era perjudicada y embarazada la solución era el matrimonio, Álvaro padre, asumió la responsabilidad y les dijo que si todo era cierto no habría ningún problema y se tendrían que casar, de pronto el más sorprendido de todo era Alvarito que no pensó que su papá lo obligara a dar un paso como ése.

Lo que no esperaba Alvarito era que su papá lo tenía todo calculado y eso no era más que una estrategia para ganar tiempo y poder sacarlo del país, en menos de dos días, le sacó toda la documentación y le dijo: _ “bueno te vas para los Estados Unidos a hacer una especialización en cardiología, yo me encargo de solucionar todo lo del embarazo acá y a ese niño no le va a faltar nada y así fue; un sábado bien de madrugada en medio de un torrencial aguacero, se embarcó Alvarito hacia los Estados Unidos a hacer una especialización en cardiología.

Esta vez la mentira se le complicaba más y en el avión, por primera vez Alvarito le pidió perdón a Dios y decidió luchar por sus verdaderos sueños, ¿cómo iba hacer una especialización sin ser realmente un médico?, por lo que esta vez sí estaba decidido a reorganizar su proyecto de vida.

La primera semana fue de adaptación, se ubicó en el estado de Filadelfia, donde estaba uno de los equipos de béisbol más poderosos de los Estados Unidos Los Cachorros De Filadelfia.

La semana siguiente, se acordó cuando lo escogieron para la selección departamental de béisbol, de la capital y que no aceptó para no ser descubierto por sus familiares, porque el entrenador de esa época tenía conexiones con el equipo norteamericano, lo llamó y a los dos días, vía fax le envío una recomendación para el equipo de grandes ligas, pero sin ninguna esperanza que lo fueran admitir.

La semana siguiente, se presentó con la carta de recomendación se la recibieron, le dijeron: _ que lo llamarían que estuviera pendiente y salió con la cabeza baja, pero al mismo tiempo reaccionó y dijo: “que no se iba a dar por vencido”, entonces se le ocurrió otra idea, y pensó,  voy a esperar una semana, si no me llaman, yo mismo voy.

Así lo hizo, no lo llamaron y habló directamente con el entrenador y le solicitó que: _ “por favor, él lo que necesitaba era entrenar para no perder su estado físico, pues tenía más de 5 meses de no hacerlo, prácticamente le tocó, casi que arrodillarse ante el entrenador y fue así como a la semana siguiente ya estaba entrenando con el gran equipo de Filadelfia.

Pasaron dos meses y recibió carta de su padre donde le informaba que lo del embarazo de la niña era mentira, pero que no hay mal que por bien no venga, de todas maneras, eso sirvió para que te fueras a especializar, mientras leía la carta de su papá unas ligeras lágrimas corrieron por sus mejillas, mentalmente le pidió perdón.

Parece ser que, a partir de ahí, todo iba a ser buenas noticias, el entrenador le dijo que estaba dentro del grupo de jugadores que iban a probar en ligas menores y fue así como comenzaron a cumplirse los sueños de este muchacho, en menos de seis meses ya se hablaba de un Pitcher latino que se destacaba en las ligas menores del béisbol de norte América.

Ya en el pueblo había los primeros televisores en blanco y negro, mis tíos Nano, Pacho y mi cuñado Polilla, no iban donde el señor Guette a escuchar los partidos, si no que los iban a ver dónde la Señora Tomasita Cantillo, donde había un pequeño televisor, casa que se llenaba de televidentes, viendo todo tipo de programas, sobre todo los domingos de niños con los programas infantiles.

Ya Alvarito lo habían probado en algunos partidos de grandes ligas, sólo se hablaba de un jugador latinoamericano que jugaba de Pitcher, en el pueblo era contados y muy pocos los que seguían los partidos de grandes ligas, dentro de ellos, mis tíos y mi cuñado y fue así como se anunció la gran final del béisbol de grandes ligas de norte América entre los Cachorros de Filadelfia y los Gigantes de Boston.

Ese día, la casa de Tomasita Cantillo se llenó más que nunca y comenzó el partido, en el inicio de la 7ª entrada, ganaban los Cachorros 3 carreras a 0, y bateaban los Gigantes,  jonrón de los gigantes y así, sucesivamente fueron cuatro jonrones seguidos y el partido se puso 4 a 3 a favor de los Gigantes, en ese momento, mostraron calentando a un Pítcher,  lo enfocó la cámara, todos dijeron: _ ¡NO JODA, se parece al doctor Alvarito!  y cuando dijeron el nombre todos gritaron eche es Alvarito y esa vaina, él no está especializándose y se hizo el cambio y en esos momentos empezó a jugar Alvarito, recibió el juego con 0 out  y comenzó la gran faena, a los tres jugadores seguidos los ponchó.

En esos momentos alguien salió a buscar a Álvaro padre, pero cuentan que él se reía y se rehusaba a ir, jamás pensó que podía ser su hijo, comenzó la 8ª entrada y nuevamente, Alvarito volvió a ponchar a los tres bateadores, seguidos con un estilo único e impresionante, en el cierre de la 8ª entrada los cachorros batearon un jonrón y el partido se empató 4 a 4.

En el inicio de la 9ª entrada llegó Álvaro padre y comenzaron a mamarle gallo: _” ñerda mira, ahí tienes a tu médico cardiólogo”, en ese momento no sé qué sintió ese padre, tragó en seco, los ojos se le aguaron, pero después todo quedó en silencio, pues nuevamente Alvarito había ponchado a los tres bateadores seguidos y hacía un nuevo récord en grandes ligas, ya que ningún bateador logró siquiera pegarle a la pelota fueron nueve strikes cantados.

Estaban en el cierre de la 9ª entrada, había hombres en 2ª. y 3ª. base y le tocaba batear a Alvarito, iban dos out y tenía la cuenta 2 strikes y Alvarito nunca había sido un buen bateador, no sé qué pasó, pero mostraron el rostro de Alvarito en la cámara y parece como si hubiese visto a su papá e igualmente parece que el papa lo hubiese visto, en ese momento lanzaron la bola y Alvarito le pegó con alma, corazón y vida, y ¡Jonroooooooooooooonnnnnnnn! campeón los Cachorros y todos cargaron a Álvaro y en medio de la euforia, y el festejo:  gritó: “ ¡Nojoda, ese es mi hijo el doctor, “el doctor Pitcher!.”

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