La Ética de la Liberación
La ética de la liberación parte de la conciencia, de la situación de opresión en que se encuentra el pueblo latinoamericano, como en general los pueblos de América Latina o del tercer mundo.
La imposibilidad que tienen segmentos mayoritarios de la población para satisfacer sus necesidades básicas y llevar una vida digna, se debe a la permanencia de estructuras sociales injustas, generadas por el colonialismo y el neocolonialismo a que han sido sometidos nuestros pueblos a lo largo de la historia.
Es necesario romper estas estructuras de dependencia socioeconómica que mantienen la injusticia social. Para esta ética, el bien moral consiste, en la práctica de la justicia, que es el reconocimiento del derecho del “oprimido, el otro, o el marginado”.
Ante esta situación la ética se ha visto obligada a construir nuevos fundamentos, es decir, establecer la forma y el procedimiento, es decir las normas requieren de un sentido moral.Los hombres han cobrado conciencia de tener leyes propias, y así mismo quieren construir un mundo humano, por lo cual deberán seguir legislando ellos mismos, y no someterse a leyes impuestas desde otras generaciones o cosmovisiones; de esta manera ejercen la defensa de su anatomía en la búsqueda de su felicidad.
La situación social está caracterizada por fenómenos como el subdesarrollo, las grandes desigualdades económicas entre sectores mayoritarios que viven en la miseria, y minorías que se enriquecen sin límites, la violencia, la inmoralidad en la administración pública, etc. En medio de esta situación y para responder al clamor de los sectores oprimidos y marginados, surgió una teología y la filosofía de la “liberación”; este pensamiento liberador, pretende denunciar las grandes injusticias que se cometen con los grupos empobrecidos, para que luchen por mejorar sus condiciones económicas y así lograr vivir con dignidad. Por lo tanto la ética no puede desentenderse de la situación social, ni de la propuesta de liberación para las mayorías oprimidas.